Nací en el 99, durante toda mi vida no he visto un sistema de gobierno distinto al que tenemos, pero lo que sí he visto es como un grupo de personas que se mantienen en el poder han venido destruyendo a mi país, porque sencillamente no les importa el pueblo, ni la soberanía, ni el estado de los sitios turísticos, ni el arte, ni el futuro, a ellos sólo les importa el dinero que han obtenido de esta patria y el poder de sentirse superiores a los demás. Doy gracias a Dios porque dentro de todas las dificultades no he pasado trabajo, y eso es gracias a mi familia y al trabajo arduo y constante de mi madre. Doy gracias a Dios porque estoy viva, aún cuando somos el país con mayor índice de inseguridad y delincuencia en el continente. Pero, no por no haber pasado trabajo o estar viva puedo conformarme con sólo eso.
En cierta forma, este régimen nos ha llevado a acostumbrarnos a cosas que no son normales, y que inconscientemente ya vemos así, por la rutina. Yo no quiero seguir acostumbrándome a celebrar cuando llego a un supermercado y consigo algún alimento sin tener que hacer cola, aunque el precio sea exageradamente alto. Yo no quiero seguir acostumbrándome a privarme de utilizar mi teléfono en la calle por miedo a que me roben en el mejor de los casos, y me maten en el peor de ellos. Yo quiero poder terminar mi carrera, graduarme y trabajar aquí, pero trabajar en base a mis criterios y no teniendo que callar o seguir la ideología fracasada de un grupo. Yo no quiero seguir viendo la cara de preocupación de mi mamá cuando los ahorros se acaban y la quincena, fruto de su trabajo a veces no nos alcanza para todos los gastos. Pero sobre todo, yo no quiero seguir separándome de la gente que quiero, de mi familia y amigos que día tras día han encontrado una salida a la crisis en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
Yo sé, que muchos de ustedes pensarán que esto es una de esas cadenas, que probablemente nunca leerán, no se la tomarán en serio, o dirán que estoy exagerando, pero a los que sí se tomaron el tiempo de leerlo, les pido con el corazón en la mano que salgan a manifestarse este 16 de Julio. Muchos me han acompañado en algunas campañas y protestas, pero en esta lucha para evitar que nos roben y desmoronen la República, no se acumulan las salidas o los aportes como se acumulan los puntos en un juego de vídeo. Soy creyente de que el verdadero cambio parte de la cultura ciudadana que tengamos nosotros mismos, pero también estoy clara que por muy grandes que sean nuestras ganas por mejorar algo, nuestros esfuerzos serán frustrados mientras estemos con este gobierno. Es imperante y necesaria su salida. Y eso, así como el futuro del país está en nuestras manos, como venezolanos que somos.
Desde lo poco que he podido estudiar y conocer hasta ahora, he confirmado que no existe mejor sistema político que la Democracia, y es momento de hacerla valer y luchar por ella. Para el domingo 16 de Julio yo sigo teniendo 17 años, sigo sin poder hacer que mi voz cuente, aún cuando mis convicciones sean claras y siga tratando de aportar al país desde la Universidad, desde las marchas, desde donativos, e incluso desde la familia. El domingo yo no puedo votar, y por eso les pido a ustedes que lo hagan, sin miedo y con la esperanza de que este país va a cambiar. Lamentablemente desde el teclado y desde las quejas no se aporta nada, tuitear, aunque ayuda, no es contribuir al país, reenviar un mensaje en WhatsApp tampoco si no se combina con la lucha en la calle o en las manifestaciones de voluntad. Entiendo que muchos de ustedes tienen un trabajo que depende del gobierno pero les pregunto: ¿de verdad vale la pena seguir en esto? Piensen en ustedes mismos, en sus aspiraciones, en sus posibilidades, en los sueños frustrados, en las decisiones obligadas, en la familia, en el futuro de los pequeños que cada día se hace más incierto y al final, les pido que también piensen en mí, porque para mí irse del país no es una opción.
El 16 de Julio no es un día definitivo ni el final, pero sí es dar un gran paso, es legitimar nuestra lucha y demarcar en la historia la convicción de un pueblo cuya principal bandera es la democracia, la libertad y la Paz. El lunes que viene seguiremos vivos, y quizás en peores condiciones que ahora, pero debemos entender que los cambios son procesos, y que estos procesos no son rápidos y requieren de fuerza, valentía y esperanza. Nuevamente les pido que vayan y se expresen el domingo que viene, sean ustedes también libertadores. No dejen en vano todas las vidas perdidas en los intentos de un mejor país, no dejen en vano todas las detenciones injustas que hace poco nos tocó muy cerca, no dejen en vano las torturas, no dejen en vano cada vez que hemos tenido que escapar de la policía o la GNB, no dejen en vano las veces que las bombas lacrimógenas han puesto en peligro las vidas de jóvenes, no dejen en vano las veces que el gas me ha dejado sin respiración, no dejen en vano los esfuerzos de todas las personas que día a día no sólo salen a marchar sino también a trabajar poniendo en riesgo su vida. Les pido que crean en este país y que no contribuyan a destruirlo. Les pido que alcen su voz, ya que yo no puedo alzar la mía por ustedes.
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