Hay quienes negocian intereses, por encima del esfuerzo ciudadano. Hay quienes piden a gritos ir de frente y con más fuerza, lo clama la gente confundida en medio de todo el laberinto en que se ha convertido el país. Duelen los caídos, los heridos, los asfixiados. Duele la sangre en el asfalto y la justicia que no llega. Duelen las piernas, los pulmones, la cabeza, pero sobre todo duele la esperanza. ¿Nos han vendido ideas mágicas que no pueden ejecutarse? Quizás sí. Me afinco en el hecho de que necesitamos una mejor cultura política: necesitamos entender que los líderes son necesarios pero no son Dioses, no son excepción al debate; necesitamos entender que en nosotros también recae la responsabilidad de lo que pasa, que nosotros también actuamos y tenemos el poder de hacer cambiar el juego. ¿Hay diferencias en la Unidad? Responderé con una pregunta, aunque un gran amigo me haya recomendado evitarlo: ¿cómo no haberlas? Nadie puede pensar exactamente igual a otro, discernir está...
Entre el corazón y mi país.